Mecanismos protectores pulmonares
El pulmón es el órgano que con mayor
intensidad está en contacto con el medio ambiente. Un sujeto inhala
aproximadamente 10 mil litros de aire al día, lo cual constituye un reto
constante por la exposición de una gran área de superficie epitelial pulmonar,
a una gran cantidad de partículas contaminantes, entre las que se incluyen
también agentes infecciosos. Por ello el
pulmón ha desarrollado los mecanismos de defensa necesarios tanto inespecíficos
(inmunidad innata) como específicos (inmunidad adaptativa) para llevar a cabo
el aclaramiento y eliminaciónde todo agente nocivo.
El desarrollo de una infección
respiratoria ya sea de vías aéreas altas o bajas, indica por una parte la falla
de dichos mecanismos de defensa inmunológicos y por otra la capacidad del
microorganismo de evadirlos. La
participación de la inmunidad innata es fundamental debido a que es la primera
línea de defensa en contra de la infección. Sus mecanismos están presentes aun
sin un encuentro previo con los microorganismos, y su activación ocurre mucho
antes de que se desarrolle una respuesta inmune adaptativa.
Los mecanismos de defensa
inmunológicos en el pulmón incluyen las barreras anatómicas y mecánicas, la
fagocitosis y complemento, que en conjunto constituyen la respuesta inmune
inespecífica; y la inmunidad humoral y celular que son los prototipos de la
respuesta inmune específica o adquirida.
Cuando el aire entra en la nasofaringe
es filtrado mediante los pasajes epiteliales tortuosos, las partículas ≥ 10
micras de diámetro son removidas eficientemente en esta área. Las vibrisas
ayudan a atrapar este tipo de partículas y el estornudo constituye el mecanismo
efectivo para su eliminación. En el caso
de que algún microorganismo intente colonizar la nasofaringe tendrá que
competir también contra la flora normal o flora residente en dicho sitio.
El epitelio de la nasofaringe
posterior, mediante el movimiento de los cilios, lleva las partículas y
microorganismo atrapados en la capa mucosa hacia la faringe para ser deglutidos
o expectorados. La saliva, que
constituye el fluido predominante de orofaringe, contiene sustancias
inespecíficas con actividad antimicrobiana, entre las que se incluyen péptidos
pequeños con actividad bacteriostática y citotóxica como peroxidasas,
histatinas, defensinas, lisozima y lactoferrina. Adicionalmente la iga
secretoria también constituye un excelente mecanismo de defensa de la mucosa
oral. Así mismo, la colonización de
patógenos es inhibida por la flora normal de orofaringe. La epiglotis y cuerdas
vocales funcionan como barreras anatómicas, ya que impiden la aspiración de
secreciones hacia la tráquea a través del reflejo de la tos, que constituye uno
de los mecanismos más efectivos de aclaramiento de las vías aéreas.
Debido a que este mecanismo requiere
de la integridad en la función del sistema nervioso central, la presencia de
alteraciones a nivel del estado de conciencia ocasionada por sedación
farmacológica, trauma de cráneo o intoxicación por alcohol entre otros, constituyen
factores de riesgo de aspiración y el subsecuente desarrollo de neumonía
bacteriana. Las partículas de entre 2-10
micras de diámetro pasan hacia el tracto respiratorio inferior y son atrapadas
y removidas del árbol traqueobronquial, mediante la actividad mucociliar hacia
la faringe para ser deglutidos o expectorados.
Además de este transporte mecánico, el
epitelio está cubierto de una capa de moco que, entre otras moléculas con
actividad bactericida, contiene péptidos antibacterianos inespecíficos e
inmunoglobulinas específicas como igg e iga.
Partículas de dos micras de diámetro o
menos tienen la capacidad de alcanzar el alvéolo directamente, sin exponerse a
los mecanismos de defensa de orofaringe, nasofaringe y traqueobronquial. Esta constituye la ruta de infección para
patógenos como virus, micoplasma, mycobacterium tuberculosis y legionella spp,
que en lugar de ser microaspirados son inhalados.
En el alvéolo no hay aparato
mucociliar, por lo que las partículas que llegan a él son removidas en primer
término por la actividad de los macrófagos alveolares y en el caso de que dicha
actividad no logre eliminarlos, se activarán posteriormente los mecanismos de
respuesta inmune-adaptativa tanto humoral como celular. Así mismo, el líquido que cubre el epitelio
alveolar está cubierto de una capa des urfactante, fibronectina, igg,
complemento, ácidos grasos, lisozima y proteínas que fijan hierro, todas estas
moléculas tienen actividad microbicida.
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